¿Te suena el término procrastinar? ¿Sí, verdad?
La RAE define “procrastinar” como diferir, o aplazar algo. Este término se refiere a posponer las tareas que debemos atender por otras más irrelevantes o agradables. O dicho de otra forma: dejar para mañana lo que puedes hacer hoy.
Y no, aunque sea algo que probablemente hayas escuchado muchísimo, no procrastinas porque seas un vago o una vaga, o porque no tengas “fuerza de voluntad”. La Psicología no va de eso. Sería dar una supuesta explicación que no explicaría (ni mucho menos, resolvería) nada.
Puede haber diversos escenarios que hagan probable que procrastinar se convierta en una conducta habitual: estados de ánimo depresivos, poco desarrollo de habilidades para orientarnos y seguir una estrategia a la hora de hacer tareas costosas, experiencias desagradables en el pasado realizando esa actividad que pretendemos hacer y que vamos aplazando…
Pero, sin duda, lo que más encuentro en consulta es el contexto en el que hay otras actividades más agradables o menos costosas que compiten con la que debemos hacer.
¿Qué podemos hacer para cumplir aquello que nos proponemos?
Veámoslo con un ejemplo: imaginemos que quieres ponerte de una vez por todas a estudiar el temario de una oposición a la que te quieres presentar.
Divide la tarea compleja en pequeñas subtareas.
Párate un momento.
Imagínate intentando aparcar un camión tráiler en una calle céntrica de tu ciudad (la mía es Sevilla). Seguramente, darás muchísimas vueltas por todas las calles sin encontrar sitio, te desesperarás, te darán ganas de bajarte del tráiler, pensarás (“que lo aparque otro”), lo dejarás en doble fija y te pondrás a hacer otra cosa. Procrastinarás, probablemente.
Sin embargo, aparcar una pequeña furgoneta suele ser bastante más sencillo. Encaja en cualquier sitio. Son más fáciles de aparcar.
¿Cómo podemos aplicar esto? Divide el temario (el tráiler enorme) en varias partes (furgonetas pequeñas) y centra tu atención solo en una de ellas. Estudia cada una parte por parte, alejando de tu vista el resto de ellas.
Ponle fecha y hora a cada subtarea y asegúrate de que haya cosas que te recuerdan esa planificación.
Planifica cuánto tiempo vas a dedicarle a cada tema (qué dias y a qué horas te vas a poner), y anota esto en un lugar visible (ej. post-its, alarmas, nevera…). Comunícale a tu entorno esa planificación.
No hagas antes algo que te dificulte hacer la tarea, o que haga que tu estado sea muy incompatible con ella.
Intenta no tener una discusión con alguien que te importa antes de estudiar, no beber alcohol, no realizar un plan del que te cueste trabajo irte…
Haz que comenzar sea lo menos costoso posible. Póntelo fácil.
Cuando termines de estudiar, deja preparado encima de la mesa lo que vas a estudiar al día siguiente.
Elimina los distractores.
Mantén ordenada la mesa donde vas a estudiar y procura que solo estén en esa mesa los temas que vayas a estudiar ese día. Quita de tu vista el móvil y cualquier otra cosa que te pueda distraer. Si es necesario, pon el “modo avión”, “modo no molestar” o, directamente, apágalo y guárdalo lejos de donde estudies.
Planifica algo que sea agradable para ti después de haber realizado la tarea.
Cuando acabes de estudiar, da un paseo con alguien que aprecies, juega una partida de tu videojuego favorito, haz deporte...
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