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¿Perdonar siempre es buena idea?

  • Foto del escritor: Laura Colodro
    Laura Colodro
  • 9 feb
  • 1 Min. de lectura

El perdón se ha idealizado culturalmente como una virtud. Muchas veces se utiliza como representación de bondad, madurez y crecimiento personal. De hecho, cuando alguien decide no perdonar, desafía la idea de que las relaciones deben “arreglarse” a toda costa, lo que puede generar cierta incomodidad en los demás.


Pero... ¿hasta qué punto perdonar siempre es la mejor opción? ¿crees que puede ser problemático obligarse siempre a ello?



Perdonar no es obligatorio

Perdonar es una opción, no una obligación. Creer que siempre "deberíamos" perdonar puede generar culpa o presión innecesaria, especialmente en situaciones donde el daño ha sido significativo.


Perdonar no siempre es la solución más adaptativa

Hay experiencias traumáticas donde el perdón no es el camino principal para adaptarnos. El rencor es una emoción que tiene muy mala fama, pero puede ayudarnos a protegernos y a no consentir comportamientos dañinos. A veces, lo que realmente ayuda no es el perdón, sino el autocuidado, el límite y la distancia.


Perdonar no significa reconciliarse

Perdonar no obliga a retomar una relación con quien nos ha hecho daño. Puedes perdonar y aun así elegir no volver a involucrarte con esa persona.


Forzar el perdón puede invalidar emociones

Si alguien te dice "tienes que perdonar", puede estar minimizando tu dolor. Antes de perdonar, es importante reconocer la emoción y validar lo que sentimos.


No perdonar también es válido

Hay veces en que no perdonar es parte del proceso de protección y respeto propio. No significa vivir con odio, sino reconocer que algunas acciones son imperdonables para nuestro bienestar.


El perdón puede ser liberador, pero no siempre es lo mejor ni lo necesario.

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